31 de diciembre de 2011

Vive

Un muchacho se encontraba apoyado tras el tronco de un árbol, observando sin ser visto a una joven hermosa que cuidaba las flores de un jardín. No era la primera vez que él lo veía así, siempre escondido y siempre mirándola a ella. Se acercó por detrás y le tocó el hombro.

-Muchacho- le dijo, -si yo tuviera tu juventud, no dejaría escapar la vida mirándola desde lejos. Lucha por lo que deseas, arriésgate, vive-. 

El hombre siguió su camino y llegó al puerto. Se sentó sobre un banco de piedra y se puso a mirar los barcos de pesca atracados, con sus cubiertas pintadas de azul y rojo y sus redes plegadas. Entonces, un anciano que paseaba por la orilla se sentó a su lado y le dijo: 

- Si yo tuviera tu juventud, no me quedaría ahí sentado viendo cómo se me escapa la vida. Haría todo lo posible por realizar mi sueño, pues nadie lo hará por ti-.

El anciano se levantó y siguió su camino. Una semana más tarde, en el nuevo año, el hombre se hizo a la mar. De pie en la proa de un pequeño barco pesquero, miraba ilusionado al horizonte, sonriendo feliz mientras la brisa le golpeaba el rostro inundándolo de gotas minúsculas de agua.

2 comentarios:

  1. qué bonito, ¿luchó el joven por la chica? en fin, está claro que hay que luchar, no importa ni cuando ni donde. feliz 2012

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  2. Muchas gracias por dejar tu comentario, Ana. No se sabe si el joven luchó por la chica, puede que tal vez incluso no fuera ese su destino, pero seguro que tarde o temprano se dio cuenta de que la vida se le iba sin mover un dedo por vivirla y se puso a ello.
    Feliz 2012 para ti, un abrazo

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