La película terminó... por sexta vez.
Tomó su raído abrigo y salió a la calle,
a vagar helado hasta que abrieran
el cine de nuevo.
* * * * * *
Hacía años que no veía a su padre
y ahora estaba ahí, en la pantalla.
Deseó poder decir a todos que era su hija,
pero nadie la creería.
* * * * * *
Fue al cine sola, como siempre.
Al terminar la película, un hombre
la esperaba al pie de la escalera.
Le ofreció su pañuelo y su brazo.
Tus micros demuestran, compa Izaskun, que no solo de la crítica come palabras el cine; seguro que encuentro en algún momento ocasión para tomarte prestado alguno de ellos para mi cibercasa (con cita de autoría, conste…).
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y buen día.
Muy honrada, Manuel. Me encantaría aparecer mínimamente en tu blog de cine. No me pidas permiso para ello, amigo.
ResponderEliminarUn abrazo