-¡Cómo la quieren sus hijos,
María!- dijo la monja.
Ella, sonriendo, soltó una
lágrima. Pasarán otros
6 meses hasta que regresen.
* * * * * *
Todos cantaron. Soplando
las velas, cerró los ojos.
Deseó: rodearse sólo de
quien lo quisiera.
Abrió los ojos y estaba
solo.
* * * * * *
-Firma aquí, mamá-. Los empleados del asilo ya estaban allí.
María sabía que firmaba su destierro, pero eran sus niños, y firmó.
María sabía que firmaba su destierro, pero eran sus niños, y firmó.
* * * * * *
Pasó todo el verano en el asilo, añorando el mar de otros años.
Decidió morirse el 29, para fastidiarles los últimos días.
Decidió morirse el 29, para fastidiarles los últimos días.
* * * * * *
Villancicos en casa de los vecinos, risas, panderetas.
María en su sillón, sin hambre, no sabe que es Navidad. Lo ha olvidado.
María en su sillón, sin hambre, no sabe que es Navidad. Lo ha olvidado.
* * * * * *
No recordaba los nombres de aquellos niños, pero viéndolos jugar sonreía.
No sabía quiénes eran ni por qué le decían "te quiero abuelita".
* * * * * *
Unieron sus soledades pretendiendo así sentirse acompañados,
mas nació entre ambos el abismo de la incomunicación.
* * * * * *
Puede ser más asfixiante la soledad de quien vive
rodeado de gente, que la del pastor rodeado
sólo de animales, monte y cielo.
* * * * * *
Huyendo de la soledad dejó la montaña por la ciudad. La frialdad
de la gente y su hipocresía, le hicieron sentirse más solo.
* * * * * *
Vivía en el seno de una gran familia, en una gran ciudad.
Era relaciones públicas. Y nadie entendía
que cada noche llorara su soledad.
* * * * * *
El mantel de damasco, el centro de mesa, las copas de Bohemia, las velas,
y un único plato de filo dorado. Feliz Nochebuena Soledad.
* * * * * *
-Ojalá que cuando esté muriendo, y los que
me abandonaron vuelen a mi lado, se enteren que
derroché su herencia en el casino-.
No sabía quiénes eran ni por qué le decían "te quiero abuelita".
* * * * * *
Unieron sus soledades pretendiendo así sentirse acompañados,
mas nació entre ambos el abismo de la incomunicación.
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Puede ser más asfixiante la soledad de quien vive
rodeado de gente, que la del pastor rodeado
sólo de animales, monte y cielo.
* * * * * *
Huyendo de la soledad dejó la montaña por la ciudad. La frialdad
de la gente y su hipocresía, le hicieron sentirse más solo.
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Vivía en el seno de una gran familia, en una gran ciudad.
Era relaciones públicas. Y nadie entendía
que cada noche llorara su soledad.
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El mantel de damasco, el centro de mesa, las copas de Bohemia, las velas,
y un único plato de filo dorado. Feliz Nochebuena Soledad.
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-Ojalá que cuando esté muriendo, y los que
me abandonaron vuelen a mi lado, se enteren que
derroché su herencia en el casino-.
Buen relato de la abuelita. tienes relatos con humor? Me gusta mucho el humor!!. Un saludo
ResponderEliminarTengo unos cuántos microcuentos (tweets) irónicos en el blog, y pienso seguir escribiéndolos -a mí también me encanta el humor-. Muchas gracias por visitarme y por dejar un comentario. Saludos
ResponderEliminarTengo unos cuántos microcuentos (tweets) irónicos en el blog, y pienso seguir escribiéndolos -a mí también me encanta el humor-. Muchas gracias por visitarme y por dejar un comentario. Saludos
ResponderEliminarCuánta tristeza, compa Izaskun, pero supongo que es lo que pide el tema (salvo que lo quieras enfocar por la vía sardónica, claro…). Me han gustado, sobre todo, los tres primeros, que juegan con el elemento sorpresa, y lo hacen muy, muy bien. Mucho ánimo y ‘p’alante’…
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y buena tarde.
Muchas gracias Manuel, por tus comentarios, ¿qué sería de un blog sin ellos? Un abrazo
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