Cualquiera puede fingir una sonrisa,
pero sólo si la acompaña
el brillo de la mirada, nace de un corazón
y llega a otro.
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-Pero tú, que no tienes nada, ¿cómo sonríes siempre?-
preguntó el mendigo. -Porque cuando sonrío,
hago felices a otros que tienen mucho menos-.
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El sol que ven los demás emana de nosotros mismos.
Debemos romper las nubes desde dentro
para que nadie nos las vea encima.
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-Deja de llorar y muévete- dijo el duende,
-tenemos prohibido conceder favores
a aquellos que lamentan su derrota
antes de la batalla-.
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Cuando el doctor le dijo que podían quedarle
apenas unas semanas, decidió pasar su tiempo
regalando los "Te quieros" que no había dado.
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Cuando el doctor le dijo que podían quedarle
apenas unas semanas, decidió pasar su tiempo
regalando los "Te quieros" que no había dado.
¿Me puedo quedar con uno solo de los cuatro, compa Izaskun...? Pues me quedo con el tercero. Hala, elegido...
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y buena tarde.
Para ti para siempre, Manuel. Un abrazo!
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