9 de enero de 2014

Versos perversos





Hasta la vista

Que si nunca lo fui, tú sí lo eras
Si es que también valoras ser amado.
Que si a ti ya te sobra, alguien lo quiera
Que si ya no lo quieres, lo regalo.

Si vuelves del olvido

Surgirás del silencio un nuevo día
Como si hubiese sido ayer tu último beso
Y querrás que parezca que no había
Olvido, o más que eso.

Al final


¿Y sabes qué te digo, 

Amigo mío?
Aunque no fuera cierto 

Lo he vivido
Creyendo hasta el final 

Lo que he sentido.
De los dos por lo tanto

Yo he vencido.


La cama vacía

Cuando en la mañana
Extiendo mi mano,
Tocando tu ausencia
Creo que fue un sueño.
Mas llega de pronto
Tu olor y comprendo:
Te tuve,
Lo sé.
Y ya no te tengo.



No es amor, y así me vale

Pensé yo que te amaba en ese instante
Te eché de menos dos días más tarde
Creo que no es amor, y así me vale
Lo que dura un momento inolvidable.


Hoy tampoco te llamé

Foto de aquí

Ha salido el sol. No lo tenías previsto, lo sé. Probablemente habías encargado un día gris para mí. Uno de esos en los que me pongo nostálgica y pienso que te necesito, y acabo marcando tu número. Me desperté y estaba lloviendo, pero ¿sabes qué hice? Eché las cortinas para ignorar la lluvia, permanecí dentro de casa con las luces prendidas y la música bien alta. Y me sentía tan a gusto... Y por fin, hace un rato, he percibido el brillo del sol tras las cortinas. ¡Sí! He apagado las luces y he abierto bien las ventanas, para dejarme bañar por los rayos que llegaban hasta mi butaca preferida (esa sobre cuyos brazos te lloré tantas veces). No entraba demasiada luz, pero sí la suficiente. Porque creo que no llegaste a enterarte de que ahora, desde hace un tiempo, las cosas más pequeñas son capaces de darme las alegrías más grandes. Sobre todo desde que aprendí a encontrarlas por mí misma.